La textura es la medida de la circunferencia de la fibra capilar.
La prueba es muy sencilla, escogemos una hebra y la miramos a contraluz. Si se distingue fácilmente su textura es gruesa. Si por el contrario no se distingue fácilmente estamos ante una textura fina.
Una textura gruesa es más fuerte y resistente, ya que su estructura posee más queratina. Si no controlamos el uso de proteínas en los tratamientos capilares que nos aplicamos, corremos el riesgo de saturar al pelo, lo que provoca que se debilite, se reseque y con ello que se parta.
La textura media está entre fina y gruesa. En ella podemos usar proteínas o no, ya que las hebras capilares son resistentes y poseen elasticidad. Es el tipo de textura que aguanta variedad de productos.
La textura fina es la más débil y la que más cuidados necesita para nutrirse, como los tratamientos de hidratación profunda. Los procesos químicos, el calor y los peinados de larga duración lo suelen dañar mucho.