Última actualización: 19 de abril de 2024|0 Comentarios on Pequeña Historia de un Gran Corte|

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Había tomado una decisión; estaba ya camino del cabio, pero aun no me había dado cuenta de que ya había comenzado a andar.

A veces pasa que nos proponemos cosas que parece que nos dan mucho miedo y sentimos ese vértigo que hace que demos un paso atrás…. Eso me ha ocurrido muchas veces, pero esta última vez ya estaba cambiando y ni si quiera me daba cuenta.

Pensaba en vivir otra vida, en escapar, en sentir, en sonreír, pasarlo bien, ganar dinero. Tener tiempo. Tiempo… tiempo para no ahogarme, tiempo para respirar. Solo quería disfrutar haciendo cosas sencillas. Quería ayudar a otras personas, pero en vez de eso, me ayudé a mi misma…. Encontré mi verdadero yo. Mi verdad, mi historia. El amor.

El primer paso para el cambio siempre es el más duro. En mi caso fue sin saber que lo estaba haciendo ni lo que implicaba: “Este pelo horroroso hay que cortarlo”. En buena me metí dejando que esa peluquera me convenciera a tratar de nuevo mi corona afro con ese químico inmundo “Menuda me ha liado”. No fue más que un engaño: alisar, trenzar, ocultar, tratar, teñir, quemar, quemar y quemar…. En fin, delante del espejo y respirando hondo ahora tocaba cortar, cortar y cortar. Y tal que el pelo caía podía sentir como se me ponía la piel de gallina.

Lorena EyamaLorena Eyama

Demasiado corto, dicen… pues fue la manera en la que me pude ver a mi misma.

El segundo paso fue darme cuenta de que todo dependía y depende de mi. No importa lo que los demás digan, mi bienestar está por encima y cuanto más practico eso, más feliz soy. Mi coronita va creciendo y con ella crecen ideas y reflexiones. ¿Por qué soy así? ¿Por qué he tratado de transformarme en algo que nunca fui? Realmente me di cuenta de que llevaba más de 30 años muy perdida. Pero era la cultura de la Barbie Malibú… todos caímos en ello.

Algo nuevo crece en mi, a parte de mis mil rizos. Es la necesidad de romper con esa pseudocultura de negar todo lo bueno que tienen mis raíces. Aprendí a cuidarme, por dentro y por fuera, aprendía a amar-me, a quererme, a valorarme, en definitiva, a conocerme y a aceptarme tal como soy y cuidar lo que tengo por fuera y por dentro. Experimenté felicidad. Experimenté alegría que se fue contagiando a mi alrededor y todo cambió. Se volvió soleado, lleno de luz y de energía. Ahora vivo tranquila porque encontré la felicidad dentro de mi, y es algo que no depende de cosas materiales, depende de mi espíritu y de mi amor propio.

El tercer paso es el más fácil de todos. Se trata de mirar hacia afuera tras haber conocido lo de dentro. Ahora quiero ayudar a otras personas a sentir lo mismo que yo siento. Quiero salvar a niñas de la plancha y las pelucas, quiero salvar a mujeres de relaciones tóxicas y de los malos tratos que muchas veces nos infligimos a nosotras mismas y otras veces permitimos y aguantamos de los demás: los medios de comunicación, la pareja, la sociedad-… Todos pisotones y zancadillas.

El cuarto paso: ¡Porque yo puedo! Aunque no sepa exactamente cómo, lo importante y esencial ya lo tengo y si, es lo que tengo que hacer; te animo a ti, que me lees a que me acompañes en el viaje. Así convertimos las zancadillas en pasos hacia delante y, mejor, en saltos y vuelo hacia arriba.

 

 

 

 

Dedicada a mi profe Yenia Muñoz, pieza clave en nuestro empoderamiento estético, por ayudarme a sacar todo esto, por el apoyo y la confianza. Gracias.

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Sobre el autor: Lorena Eyama Hernandez

¡Hola! Mi nombre es Lorena Eyama. 🌻 Soy rizada, mamá, pedagoga y diseñadora instruccional, y entre otras cosas amante del pelo natural. Te aconsejo y te acompaño por el camino del cuidado del cabello hacia el empoderamiento estético. ¿Tienes dudas? ¡Contacta conmigo!

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